Los años en el Neuhof

1769-1798

El hijo Hans Jakob

Un día después de la rescisión del empréstito del capital por el Banco Schulthess, Anna dio a luz a su único hijo, un muchacho, al que los padres, en honor a Rousseau, bautizaron Jean Jacques. Sobre el intento de Pestalozzi de educar a su “Jacqueli” exactamente según aquellos principios que Rousseau había formulado en su “Emile”, informa un fragmento de diario que se refiere al período entre el 27 de enero y el 19 de febrero de 1774. Aquí encontramos por primera vez al joven Pestalozzi como hombre que, estando interesado muy fundamentalmente en cuestiones de educación, al mismo tiempo está dispuesto a aplicar conocimientos teóricos en la práctica para medir en la práctica la verdad de su validez. Así, sus ensayos educativos forman al mismo tiempo una discusión teórica con su antepasado espiritual Rousseau. Un primer distanciamiento de Rousseau se abre por el problema de la contradicción entre libertad y obediencia. La conclusión que saca Pestalozzi de la discrepancia entre principio teórico y experiencia práctica será decisiva en todo el conjunto de su pensamiento y de su actividad:

"La verdad no es unilateral.” Y continua: “La libertad es un bien, y la obediencia lo es también. Tenemos que unir lo que Rousseau ha separado. Convencido de la miseria de una inhibición poco inteligente que envilecía a la especie humana, no encontró límite para la libertad." (PSW 1, pg. 127)

Jacqueli, sin embargo, no se desarrollaba de la manera que sus padres habían esperado: Era poco dotado y unos ataques de epilepsia que se reproducían continuamente debilitaban su salud. Además parece que su trato con muchos chicos, en parte abandonados, en la institución para pobres de su padre (véase más abajo) dejó sus huellas en él. Del ya mencionado diario de educación sabemos que Pestalozzi intentó enseñarle a leer al niño cuando sólo tenía tres años y medio; pero parece que no hubo ningún éxito, como sabemos por una carta que Pestalozzi, ocho años más tarde, escribió al pedagogo Peter Petersen:

"Sabe de memoria dos líneas de los rezos, no sabe ni leer ni escribir. Confío en Dios que esta ignorancia, en la cual la Providencia me permite que le deje permanecer, será el fundamento de su excelente formación y de los mejores gozos de su vida." (PSB 3, pg.132)

Pestalozzi fundaba esta esperanza en su convencimiento de que un niño que ha sido educado con naturalidad y cuyo saber se basa en experiencia propia, dispone de mejores condiciones para una formación auténtica que aquéllos que han sido alimentados apenas fue posible con ciencia libresca. Un año más tarde, sin embargo, los padres Pestalozzi decidieron poner fin al aislamiento de su hijo de trece años en el Neuhof campestre y dejar que Jacqueli fuera educado e instruído fuera de casa. Se lo confiaron a Felix Battier, negociante de Basilea, en cuya casa trabajaba como preceptor el mencionado Peter Petersen. Con él Pestalozzi había mantenido una correspondencia pedagógica muy interesante desde la primavera de 1782. Las cartas de Petersen representan un documento elocuente para los intereses pedagógicos originales de Pestalozzi y para su sensibilidad pedagógica certera, ya en su años jóvenes.

Jacqueli fue mandado a Mulhouse para une formación ulterior y en 1785 empezó un aprendizaje comercial en casa de la familia Battier en Basilea, tras lo cual volvió al Neuhof. En 1791 se casó con Anna Magdalena, nacida Frölich. Murió tan sólo diez años más tarde, manteniendo por un tiempo la linea genealógica de los Pestalozzi con su hijo Gottlieb. El hijo de Gottlieb, Karl, el bisnieto de Pestalozzi, se quedó soltero y sin hijos, con lo cual se extinguió la línea de los Pestalozzi.