Los años en el Neuhof

1769-1798

El escritor Pestalozzi

Crisis vital

“Estaba allí – se apiñaban entorno a él y uno dijo: ¿Entonces tú has llegado a ser nuestro pintor? En verdad habrías hecho mejor en remendar nuestros zapatos.

Les contestó: Yo os los habría remendado, habría llevado piedras para vosotros, habría sacado agua para vosotros, habría muerto por vosotros, pero vosotros no quisísteis de mí y, en el vacío forzado de mi existencia pisoteada, no me quedó otro remedio que aprender a pintar.” PSW 11, pg.101)

Así se vió Pestalozzi él mismo en esta situación. Lo único que le quedaba para poder actuar social y políticamente era la profesión de literato: pintar al ser humano y sus circunstancias de vida por medio de la palabra del poeta y del filósofo.

El período entre 1780 y 1798 – los mejores años de la edad varonil de Pestalozzi – es considerado entre los expertos no sólo la época propia del escritor, sino también “el tiempo de la gran crisis vital”. Pestalozzi sufría cada vez más de su propia pobreza, de su aislamiento, del desprecio que se le mostraba y, sobre todo, del juicio general que se emitía  sobre él: que era inútil. Así su visión del ser humano, optimista en un principio, que era fuertemente alimentada por la convicción de Rousseau de la bondad original del hombre, poco a poco se transformó en una visión del realista duro y libre de ilusiones que ve en el ser humano sobre todo al egoista con el cual había que arreglarse. Y en la misma medida en que se le hundió la fe en el hombre y en su fuerza interior, se enfriaron sucesivamente también sus sentimientos religiosos, en otros tiempos muy fervientes. Es más, por momentos le dominaba el sentimiento de un auténtico desprecio al ser humano, a él, que tan apasionadamente anhelaba el amor y el poder amar. Mirando atrás desde Stans, donde volvió a revivir por su actuación como padre de los pobres, escribe referente a este tiempo:

“Esto funciona, funciona en todos los aspectos. Borro la vergüenza de mi vida. Se está renovando la virtud de mi juventud. Como una persona que, hundida durante días hasta el cuello en la podredumbre y el barro y que ve cerca su muerte y fracasado el cumplimiento de su viaje más urgente, así viví años, muchos años, en la desesperación y en la rabia de mi indescriptible miseria. Podía haber escupido a la cara a todo el mundo que me rodeaba viéndome en esas condiciones.”

Se entiende que Pestalozzi en estos18 años no se dedicaba exclusivamente a escribir. En parte estaba activo en su granja como pequeño empresario, aceptaba trabajo a domicilio en el ámbito de la impresión de telas, anudó muchas relaciones nuevas con personalidades del interior del país y del extranjero, buscaba siempre de nuevo un campo de actividades pedagógico o político, especulando con un empleo en la corte imperial de Viena; leía libros y escribía gran cantidad de observaciones críticas sobre ellos, actuaba como mediador en situaciones políticamente peligrosas e incluso se puso a disposición como director de una fábrica de seda en Zurich, porque tal cargo estaba reservado exclusivamente a los ciudadanos de la capital. Bien es verdad que con ello apenas tenía algo que mandar, pero por lo menos daba pan y su mujer podía ganar algo en la oficina de la empresa.

Fue Isaak Iselin quien, ante todo, le animó a dedicarse a la profesión literaria. Pestalozzi escribe:

“Iselin fue quien primeramente despertó en mí la idea de que, en mi situación, forzosamente tenía que haber hecho experiencias que me podrían poner en condiciones de trabajar como escritor para la población rural, y desde hacía mucho tiempo conversaba con él sobre la naturaleza de la mejor enseñanza para el pueblo. Desde hacía largo tiempo ensayaba muchas formas, pero durante mucho tiempo ninguna me convenció, sentía que el pueblo en primer lugar tenía que ser llevado al punto de conocerse mejor a sí mismo y su situación. Sentía que el pueblo tan sólo cree a aquél que lo conoce y conoce todo lo que es suyo, yo sentía que sólo cree y ama al que lo quiere, y que no cree de nadie que lo quiere, sino de aquél que de alguna manera le ofrece la mano para ayudarle. Yo vi que historias e imágenes tenían que ser la única materia eficaz de toda enseñanza del pueblo y pensaba que sería posible, sobre la base de una historia interesante para el pueblo, prepararle para los puntos de vista que, después, se le podrían exponer con toda la sencillez de principios concretos y establecidos. Y así nació el proyecto de mis dos libros para el pueblo.” (PSW 8, pg. 247)

Pestalozzi con ello se refiere a “Lienhard und Gertrud” (Lienhard y Gertrud) y “Christoph und Else” (Christoph y Else). La producción literaria del período entre 1780 y 1798 es extraordinariamente variada e interesante. Muestra a Pestalozzi desde los aspectos más diversos: como conocedor íntimo de la vida del pueblo sencillo, como experto profundo del derecho, como historiador, como novelista fértil, como educador, como político interesado en toda clase de cuestiones y, siempre de nuevo, como filósofo polifacético que se enfrenta con preguntas sobre la naturaleza humana,  la sociedad,  la religión y el derecho. La edición de la obra contiene más de 60 escritos grandes y pequeños de este período. A continuación entramos brevemente en los más importantes:

Die “Abendstunde” (El atardecer)

La obra “Abendstunde eines Einsiedlers” (Atardecer de un ermitaño), escrita en 1779 y publicada en mayo de 1780 en “Las efemérides de la humanidad” de Iselin, era considerada por Pestalozzi como “prólogo a todo lo que voy a escribir”. (PSB 3, pg. 96) Se trata de las preguntas: Cuál es la naturaleza del hombre, en qué consiste su destino, cómo puede encontrar la verdad y la dicha de su vida, qué principios hay que seguir en la educación, sobre qué bases han de reposar una sociedad justa y un Estado bienhechor y cuál es la importancia que tiene en todo esto la religión. El pensamiento fundamental es que la sociedad humana ha de ser una imagen de la relación padre–hijo entre Dios y los hombres y que el ser humano llega a ser feliz, en la medida en que tanto los gobernantes como el pueblo se sienten hijos de Dios y obran como tales en su comportamiento social.

Puede Vd. consultar un análisis más detallado de la obra  “Atardecer”.

Los libros populares

Pestalozzi realizó esta visión en su obra literaria principal, en la novela de aldea en cuatro partes “Lienhard und Gertrud” (Lienhard y Gertrud). El primer tomo, publicado en 1781, llamó gran atención en todas las clases y capas sociales en Europa entera y fundamentó la fama mundial de Pestalozzi. En poco tiempo el libro fue traducido también a otros idiomas. El éxito animó al autor a escribir otros tres tomos que fueron publicados en los años 1783,1785 y 1787. La novela de Pestalozzi tiene importancia literaria también por el hecho de que en ella, por primera vez, no están en el centro la vida y el destino de personas particulares, sino la suerte de la comunidad entera de un pueblo.

(Resumen del contenido y de los pensamientos principales de Lienhard y Gertrud).

Por muy grande que haya sido el éxito de “Lienhard und Gertrud” (especialmente por lo que se refiere a los dos primeros tomos), no le proporcionó una satisfacción completa. Se quejaba siempre de nuevo que, si bien se disfrutaba con su historia, sin embargo no se comprendían sus pensamientos fundamentales, ni se los ponía en práctica. Así, ya en 1782, empezó con su segundo libro popular: “Christoph und Else”. La acción es sencilla: La pareja de campesinos que figura en el título está sentada tarde tras tarde con su criado Joost, que es listo y ha viajado mucho – él representa las opiniones de Pestalozzi – y con el muchacho Fritz; se lee un capítulo de “Lienhard und Gertrud” y se sostiene una conversación para profundizar sobre el tema. Para el amigo del pensamiento de Pestalozzi esto es, evidentemente, una mina, pero la acción por sí sola, a secas, apenas llegó a gustar a alguien. Por ello Pestalozzi no siguió con el proyecto  e incorporó, en adelante,  sus propios pensamientos más ampliamente en la historia de “Lienhard und Gertrud”. Mas esto les causó a los últimos dos tomos una escasa legibilidad. Tuvo que experimentar que es muy difícil querer mejorar el mundo por medio de un libro.

Para el lector interesado por la filosofía es de especial interés la lectura de todos los cuatro tomos de la primera edición de “Lienhad und Gertrud” en cuanto, sobre todo los dos últimos, hacen evidente el abandono de la imagen optimista de Pestalozzi sobre el ser humano, presente en “Abendstunde”, y su nueva postura, caracterizada por un realismo duro o, incluso, por pesimismo. Este nuevo modo de ver encuentra su expresión más clara en la célebre Leutnantsfilosophie (Filosofía de un teniente), es decir, en el capítulo 41 del cuarto tomo (“Die Philosophie meines Leutnants und diejenige meines Buches”) (La filosofía de mi teniente y la de mi libro), donde Pestalozzi hace del teniente retirado e inválido, al que se encarga en Bonnal el puesto del maestro de escuela, su propio portavoz.

Ya antes del hundimiento definitivo del Instituto para pobres, Pestalozzi había pedido a su amigo Iselin que le ayudase a econtrar un empleo en el extranjero. Su mirada se dirigía especialmente hacia la corte imperial de Viena, donde ponía sus esperanzas en el emperador Joseph II, socialmente progresista. A partir de 1783 Pestalozzi entró en contacto escrito con el ministro de finanzas imperial, el conde Karl Johann Christian von Zinzendorf y, a partir de 1787, también con el hermano del Emperador, el duque Leopold von Toscana. Esto explica los intentos de Pestalozzi de actuar sobre nobles con influencia y “Lienhard und Gertrud” es la prueba clara de que él esperaba una mejora de la situación social hasta alrededor de 1792 mediante un cambio de la nobleza. Además esperaba poder conseguir un empleo al servicio de los austríacos con la ayuda de su libro. Resulta, sin embargo, algo torpe el intento de agraciarse el hecho de que el ministro de finanzas de la novela, que poco a poco toma una postura positiva frente a las medidas consideradas buenas por Pestalozzi, pareciéndose al nombre del influyente ministro de finanzas Zinzendorf,  se llama “Endorf”. Las ambiciones de Pestalozzi finalmente habrán sido determinantes para su decisión de rehacer por completo su obra. Así pues, presentó en los años 1790/92 una segunda redacción abreviada de “Lienhard und Gertrud” en tres tomos. Pero no tuvo el efecto deseado, porque Joseph II falleció en 1790 y Leopold, que le sucedió como Emperador en Viena y al cual Pestalozzi muy probablemente pensaba dedicar toda la segunda versión de su novela, también vivió solo hasta el año 1792. Con ello las relaciones de Pestalozzi con Viena quedaron cortadas. “Lienhard und Gertrud”, según las palabras propias de Pestalozzi, sigue siendo, sin embargo “un monumento eterno..., que yo he agotado mis fuerzas para salvar el aristocratismo puro”. (PSB 3, pg. 286)

“Über Gesetzgebung und Kindermord” (Sobre legislación y asesinato de niños)

En 1783 Pestalozzi hizo imprimir por cuenta propia otro escrito importante: “Sobre legislación y asesinato de niños”. Pestalozzi se vió motivado para escribir esta obra importante por el anuncio de las “Efemérides” de Iselin en noviembre de 1780, según el cual un filántropo cualquiera de Alemania había anunciado, como tema de un concurso “¿Cuáles son los mejores medios viables para evitar el asesinato de niños sin favorecer, con ello, la impudicia?”, ofreciendo como premio una suma de 100 ducados. A lo largo de la Ilustración, muchas personas que reflexionaban en Europa se ocupaban del tema de la legislación penal y de la ejecución de la pena. En general se perfilaba la tendencia de no castigar los delitos objetivamente constatados con penas previamente establecidas, sino de tener en cuenta en las sentencias los motivos subjetivos de los delincuentes, para después, establecer la pena no en primer lugar como un acto de reparación o incluso de venganza, sino como un acto de educación y de reintegración a la sociedad. Lo que, de modo especial, conmovía los ánimos entonces, eran los numerosos asesinatos de niños, delitos que, en su totalidad, eran sancionados con la pena de muerte. Como se sabe, también Goethe se ocupó de este tema en “Fausto I”.

Pestalozzi se sintió en seguida invitado a tratar este tema social y moral alarmante. Consiguió hacerse con una serie de actas de procesos que, en parte,  hizo imprimir al pie de la letra en su
obra. Con ello consiguió despertar en el lector la compasión con las jóvenes madres infelices que, en la angustia de su alma, habían matado a su propio hijo, siendo entregadas después al verdugo. El libro entero es una defensa ardiente de las pobres madres perdidas y una acusación grave contra la sociedad, sus instituciones y la moral hipócrita por ella representada.

Aquí encuentra Vd. una introducción.

Aquí encuentra Vd. un extracto del texto y un analísis de este escrito.

“Ein Schweizer Blatt“ (Una hoja suiza)

Otro producto literario importante de aquel período es la llamada “Schweizer Blatt”, (Hoja suiza), una revista semanal que Pestalozzi editó durante todo el año 1782 y en la cual publicó sobre todo sus textos propios. En un principio, no dio a conocer su nombre, pero, con el tiempo, parece que a cada interesado le era claro que el autor no podía ser otro que Pestalozzi, razón para no esconderse más en adelante. Pestalozzi hacía lo que en aquel tiempo también hacían otros: En el período de la Ilustración y de la mejora de las técnicas de la imprenta continuamente nacían nuevas revistas, teniendo, sin embargo, la mayoría de ellas tan sólo una vida corta. La revista de Pestalozzi tuvo la misma suerte. Se dirigía a unos lectores cultos y era exigente por todos los conceptos, con lo cual no sorprende que no se vendiera  como el pan. A parte de esto, Pestalozzi empezó a percibir la revisión semanal de los manuscriptos como carga cada vez más pesada, por lo que quedó contento cuando, por fin, empezó la 52ª  semana y pudo dejar la empresa de una manera más o menos digna.

Fabeln (Fábulas)

En la “Hoja suiza” Pestalozzi publicó ya una serie de fábulas, es decir relatos cortos – en su mayor parte del reino animal o vegetal – en los cuales el hombre puede reconocerse a sí mismo en todas sus deformaciones y contradicciones, si sabe interpretar los símbolos. En aquel tiempo en Suiza no existía aún la libertad de prensa, sino que las autoridades vigilaban lo que se imprimía. Era pues difícil publicar por escrito pensamientos sobre cuestiones políticas. La fábula, en este caso, ofrecía una escapada buena, porque su significado, en la mayoría de los casos, no era tan evidente, como para que los censores hubieran tenido indicios suficientes para impedir su publicación. Claro está que Pestalozzi no era el único que entonces inventaba fábulas. En el curso de los años su colección creció, de forma que en 1797 estaba en condiciones de publicar más de 230 en un libro cuyo título complicado de “Figuren zu meinem ABC-Buch oder über die Anfangsgründe meines Denkens” (Figuras para mi libro del ABC o sobre las razones que dieron lugar a mi pensamiento). Posiblemente se refiere, al decir “Libro del ABC”, a su novela “Lienhard und Gertrud”, dado que él mismo denominó esta obra “Libro del ABC de la humanidad”. (PSW 3, pg. 3) Sin embargo, cabe también pensar que se refiere a su obra filosófica fundamental, publicada el mismo año, “Meine Nachforschungen über den Gang der Natur in der Entwicklung des Menschengeschlechtes” (Mis investigaciones sobre el curso de la naturaleza en el desarrollo del género humano) y que lo quiere ilustrar con sus “figuras”, que simbolizan arquetipos de la vida social e individual. Pestalozzi es perfectamente consciente de que su pensamiento no tiene sus raíces en una tesis filosófica fundamental, sino en imágenes vivas.

Aqui encuentra Vd. una selección de las fábulas y su análisis.

Aquí encuentra Vd. una introducción a las fábulas.

“Nachforschungen” (Investigaciones)

En el mismo año, 1797, apareció la obra filosófica más importante de Pestalozzi: “Mis investigaciones sobre el curso de la naturaleza en el desarrollo del género humano”. Es el fruto del trabajo de años. La visión demasiado optimista del “Atardecer” había resultado ser un callejón sin salida, pero Pestalozzi también consideraba cada vez más un “punto de vista limitado” el realilsmo duro y el pesimismo de ”Filosofía de un teniente”, como lo demuestra la mientras tanto famosa “Nicoloviusbrief” (Carta de Nicolovius). Su investigación, hasta el momento, se centraba sobre todo en la relación entre la naturaleza animal del ser humano y la realidad social, teniendo – siguiendo a Rousseau – la tendencia a ver la dimensión moral indispensablemente necesaria en una relación de causa con lo social. La solución que anidó en su pensamiento consistiá en ver la capacidad de moral en el hombre como posibilidad concedida a fin de cuentas solamente al individuo, como persona particular, quiérese decir como forma de existencia que se basa en una fuerza interior del individuo, totalmente autónoma y que no depende de lo animal o de lo social (en una ocasión la llama “la chispa divina”). En este modo de ver, la naturaleza animal del hombre, así como su existencia social, se mostraron no como causa, sino solamente como supuestos y condiciones previas para la posibilidad de la dimensión moral del individuo. Este dualismo de la naturaleza del hombre, que en los ulteriores escritos de Pestalozzi se presenta de forma casi estereotípica como naturaleza  “animal”,  “baja”,  “sensual” por una parte, y como naturaleza “superior”, “eterna”, “interior”, “divina”, por la otra, explica las tensiones imborrables a las que el hombre – al contrario del animal – se ve expuesto, y las diferencias características entre la existencia natural, la social y la moral no sólo pueden explicar las contradicciones a las que el ser humano se ve sometido, sino demuestran, ademas, la necesidad y las posibilidades de la superación, al menos en parte, de la contradicción, elevándose el individuo en ciertas acciones de la vida a la dimensión ética.